Los primeros indicios
de la presencia del hombre en la Tierra fueron encontrados en el Este y Sur de
África, de los cuales se supo que hace dos millones de años existieron dos
tipos de hombre-simio.
Uno de ellos era el Paranthropus, que era
totalmente vegetariano (fue encontrado en 1948 por Robert Broom). Las pruebas
señalan que esta especie cambió muy poco durante un millón de años. Se cree que
dicha especie se extinguió hace 500,000 años, sin contribuir a la evolución del
hombre actual.
Otra especie de “humano” descubierta por el
profesor Raymond Dart fue el Australopithecus. Parece ser que esta especie
utilizaba utensilios rudimentarios para la caza y evolucionó en individuos más
desarrollados. Esta es una razón por la que se piensa que este fue el ancestro
del hombre primitivo. Otra característica de esta especie fue su postura
erguida. Se debe a que el foramen magnum, que es un orificio del cráneo, se
encuentra casi en la base del mismo.
El hombre moderno y su
ambiente
Los parásitos y otros
organismos compiten con el hombre. La tendencia humana a concentrarse en las
ciudades ha propiciado las condiciones ideales para la difusión de enfermedades
y epidemias. Algo semejante ocurre con el monocultivo, que facilita el
desarrollo de los parásitos de las plantas con una dispersión producida a
través de toda el área.
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